jueves, 21 de septiembre de 2017
¿Un proyecto de vida o una vida de proyectos?
Por Jorge Jerez Belisario
Tomado del blog JorgitoXCuba
Yoan está en el preuniversitario, pero su sueño, cuando se gradúe, es tener su propio negocio; y María Karla estudia medicina, pero piensa ejercerla fuera de Cuba, pues según ella, aquí son imposibles sus aspiraciones. Alguien me dijo hace poco, también, que su proyecto de vida no era en Cuba — parece que está de moda la frase—, porque este país no le daba la posibilidad de desarrollar sus planes. ¿Qué tipo de planes? le pregunté y me respondió que viajar y conocer el mundo, ¿acaso un proyecto de vida es algo tan simple como viajar?
Claro que no, es un constructo que define al conjunto de conocimientos, emociones, acciones, motivaciones, que de manera coordinada, según los especialistas, buscan el logro de determinadas metas, propósitos u objetivos específicos en una perspectiva futura.
Conociendo ahora lo que es un proyecto de vida, no niego que construirlo desde la perspectiva de lo cotidiano en la Cuba de hoy, donde se mezclan complejas condiciones económicas y sociales, se exige una voluntad de transformación que convoque a una nueva relación entre el pensar, el hacer y el desear. Y es que para algunos no existe proyecto de vida posible en un país así, la más mínima aspiración choca con la realidad de los cubanos y hay otras prioridades por encima de hacer planes a largo plazo, nos hemos acostumbrado a vivir el día y por eso nos cuesta mirar un tanto más allá, tanto a nivel individual como en cuestiones macro.
Quizás de allí los resultados que arrojan varios estudios realizados por psicólogos e instituciones cubanas a las que les ha preocupado este asunto. Dichas investigaciones revelan una concepción de inmediatez o presentismo en los planes de los jóvenes cubanos, donde las metas están representadas por objetivos elementales y muy próximos en el tiempo, además de un pesimismo evidente, pues muchos de ellos no ven satisfechas sus necesidades con el salario que reciben por el trabajo que realizan, y eso pues lleva a algunos a al inmovilismo a no hacer nada, es más fácil esperar a que se arreglen las cosas, sin embargo la realidad indica que los problemas se resuelven y no se disuelven y por eso hay que enfrentarlos.
Hasta aquí lo que dice la ciencia, pero existen factores menos teóricos y muchos más prácticos a los que les atribuyo que hoy una buena parte de nuestros jóvenes no tenga un proyecto de vida concebido. Por solo poner un ejemplo, ser universitario es para muchos en el mundo una aspiración y por tanto forma parte de esos proyectos individuales a largo plazo. Sin embargo, nosotros, los de Cuba, no vemos la necesidad de que esto forme parte de esos planes para el futuro, porque lo vemos asequible y que nos toca, solo hay que estudiar y aprovechar esa oportunidad. En otras palabras es tan habitual que no lo vemos como una meta a conseguir.
Este tema obviamente impone fuertes retos a la sociedad cubana y al país, es difícil pensar en crear un camino a largo plazo, cuando aún no acabamos de enderezar la pirámide y hoy quienes se mueven en la economía informal perciben más los resultados que quienes laboran ocho horas por un salario que al final del mes ya no te acuerdas de que lo cobraste. Por eso nuestro principal reto es que este modelo en construcción sea capaz de generar las riquezas necesarias que los cubanos, principalmente los jóvenes, necesitan para llevar a cabo sus proyectos de vida.
Lograrlo no debe quedar solo en sus manos, esta misión es de todos.
Eso sí, terrenales y asequibles, apegados a los valores que defendemos. No se puede olvidar que por mucho no nos parezcamos al tercer mundo y tengamos conquistas de países desarrollados, somos parte de los más desfavorecidos, y aunque la inconformidad es una característica común en los seres humanos, no podemos perder la objetividad.
Nuestras aspiraciones en la vida debieran ir más allá de usar zapatos Adidas o Nike, de portar mochilas y bolsos exclusivos o de tener el Samsung Galaxy S8. La profesionalidad, responsabilidad, honestidad, solidaridad y el compromiso social tienen que seguir siendo los valores sobre los que se sustente nuestro camino al futuro, aprovechando las oportunidades que nos brinda un país como el nuestro y sin miedo construir nosotros mismos nuestro destino, tenga en cuenta que es mejor conseguir un proyecto de vida que quedarse con una vida llena de proyectos.
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