sábado, 8 de julio de 2017

DE MACHISTAS A VIGILANTES ANTI HOMOFÓBICOS

DE MACHISTAS A VIGILANTES ANTI HOMOFÓBICOS

Por Manuel E. Yepe


Organizaciones políticas e instituciones religiosas de todo tipo, tonos y colores han intentado legislar acerca de lo que han sido (o son) las más adecuadas "relaciones carnales".

Un trabajo investigativo acerca de la homosexualidad en varios países, del profesor emérito de Sociología de la Universidad de Nuevo México, EEUU, Nelson Valdés, afirma que los bolcheviques, en Rusia, criminalizaron la homosexualidad por breve tiempo en 1922. Pero ha sido regla general que tanto los comunistas, como los socialistas y los partidos capitalistas, eviten siempre definir lineamientos en materia de orientación sexual.

Valdés plantea que, en Estados Unidos, el cambio vino apenas el 6 de diciembre de 2011 al manifestarse la política exterior norteamericana en defensa de los "derechos" de lesbianas, gays, bisexuales y transgénero, en algunos países del mundo. La entonces Secretaria de Estado Hillary Clinton anunció una política global sobre LGBT, aunque reconoció que hablaba de este tema “a sabiendas de que el récord de mi propio país sobre los derechos humanos para homosexuales está muy lejos de ser adecuado”.

Hasta 2003, era delito en Estados Unidos ser LGBT. Muchos homosexuales estadounidenses sufrían violencia y acoso. Para algunos -entre ellos muchos jóvenes- el acoso y la exclusión siguen siendo cotidianos en la actualidad. “De ahí que, como en todas las naciones, tengamos mucho trabajo por hacer para proteger los derechos humanos en nuestro país", dijo en diciembre de 2011 la Secretaria de Estado Clinton en una declaración oficial.

Su nueva política internacional prometió abrir las fronteras de Estados Unidos para dar ayuda y protección a los LGBT refugiados y solicitantes de asilo… siempre y cuando ellos provinieran de aquellos países de los que Washington exige cambio de régimen.

Prácticamente, Estados Unidos no había hecho más que añadir un pretexto más para su intromisión en los asuntos internos de aquellos países que desafíen el poderío estadounidense.
Poco después, a mediados de la década de los años 1970, los medios de prensa “influidos” por Washington dentro de la propia nación y en todo el mundo, desataron una gran campaña sobre la supuesta discriminación de homosexuales en Cuba.

Simultáneamente, se inició una cruzada mediática encaminada a demostrar que “las raíces de la homofobia en Cuba estaban en la revolución de Fidel Castro y la nueva dirección comunista cubana”, aunque el líder cubano había admitido en 2010 su responsabilidad personal por no haber corregido prontamente el fenómeno, derivado de las obstinadas políticas de años anteriores a la revolución.

Hasta 1973 la homosexualidad era considerada un trastorno mental por la Asociación Psiquiátrica Americana (APA) y otras profesiones afines en todo el hemisferio compartían actitudes similares. La homosexualidad fue considerada hasta no hace mucho una "desviación" y prohibida en la mayoría de los estados de Estados Unidos. Por su parte, Cuba había heredado una cultura machista debido a actitudes de larga data, tanto en España como en las culturas africanas que aportan a su identidad nacional.

Sin embargo, en las últimas dos décadas -destaca el profesor Nelson Valdés- los cambios sobre temas de identidad sexual y de género han sido extraordinarios. Los medios cubanos de prensa han desempeñado un sistemático y concertado papel en la educación de la población general. La cinematografía ha estado a la vanguardia en la discusión de estas cuestiones. La televisión cubana, en los últimos 13 años ha explorado más explícitamente temas relacionados con conductas sexuales alternativas.

La apertura al comportamiento abiertamente gay no se ha circunscrito sólo a La Habana, la homofobia está en claro retroceso en toda la isla como lo demuestra el hecho de que candidatos gays y lesbianas están siendo elegidos para cargos públicos. Un conocido observador extranjero ha señalado que, en este terreno, “Cuba es bastante más liberal que Estados Unidos y Europa".

Lo que queda por abordar es cómo ha sido posible que, en un país que se caracterizara por tendencias machistas tan arraigadas en las instituciones, los políticos y la cultura nacional haya podido cambiar tanto en el relativamente corto período de medio siglo y que ahora el enemigo haya pasado a ser la homofobia.

Ciertamente, los medios de comunicación y los líderes políticos y sociales más importantes del país han tratado abiertamente de influir positivamente en la población, dentro de la cual algunos de los de mayor edad han intentado aferrarse a los roles sexuales y de género adquiridos antes del triunfo de la revolución cubana.

Valdés destaca como un gran logro que los cubanos hayan superado la idea de que machismo, hombría y masculinidad sean la expresión de lo que define a un revolucionario. Pero, a mi juicio, es la conciencia de la necesidad de la unidad nacional para la defensa de la revolución la que ha desempeñado el papel más esencial en tan trascendental tarea para el progreso de la condición humana.

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